El Neuromarketing es aquel que se vale de las funciones y maneras de actuar internas de nuestro cerebro para que el consumidor tome la decisión de comprar. Las grandes marcas siempre han utilizado técnicas relacionadas con la neurociencia para llevar a cabo su publicidad. La investigación primigenia del Neuromarketing se basa en la observación directa del cerebro ante un estímulo. La opinión que podemos recoger a los clientes mediante cuestionarios o encuestas normalmente está sesgada: el cliente dice lo que la empresa quiere oír, aunque luego haga otra cosa.
Cuando tomamos una decisión, la emoción es la que tiene mayor peso, aunque creamos que es una decisión razonada. La zona del cerebro que impulsa la decisión de compra es totalmente ingobernable a través de la razón.
Uno de los ejemplos más cotidianos sobre cómo se aplica el Neuromarketing en las empresas está en los supermercados (http://www.puromarketing.com/44/22546/neuromarketing-supermercado-como-nos-seducen-para-comprar.html)
– Colocación de los productos que más interesa vender a la altura de los ojos del consumidor. También en el caso de los niños.
– Emisión de olores para abrir el apetito del consumidor, como el que emite la última hornada de pan.
– Colocación de los productos de primera necesidad al final del supermercado, una vez ya se ha pasado por el resto de pasillos.
En la publicidad en radio y televisión, el Neuromarketing tiene mucho que decir sobre en qué franjas se emite cada cuña o spot publicitario. Los expertos no sólo se basan en las características de las personas que están viendo o escuchando el programa que se emite, sino también lo que puede empujarles a comprar en ese momento. Un buen ejemplo son los anuncios de aperitivos a media mañana.
Aplicar las técnicas de Neuromarketing garantiza un alto porcentaje de efectividad, aunque nada es infalible. Sin embargo, debemos recordar que si nuestro producto no cumple con las expectativas del cliente, no tendremos una segunda oportunidad; ya que es la misma parte del cerebro ingobernable por el raciocinio la que graba la información que en el futuro decidirá si esa persona volverá a consumir nuestro producto.