Llamamos inteligencia emocional a la capacidad de conocer nuestros sentimientos y los de los demás saber administrarlos. Esto no es cosa fácil, ya que normalmente son nuestras emociones quien nos controlan a nosotros, pero aprender a domarlas y moldearlas es una gran herramienta para cualquier persona que trabaje en un equipo empresarial.
Tal y como citan a Aristóteles en la web Los Recursos Humanos, “Cualquiera puede enojarse…eso es fácil, pero estar enojados con la persona correcta, en la intensidad correcta, en el momento correcto, por el motivo correcto y de la forma correcta…eso no es tan fácil”
El líder del equipo debe ser capaz de identificar y saber encaminar los estados emocionales de los miembros del equipo hacia los objetivos de la empresa. Para ello, sin embargo, la persona que encabeza el equipo debe ser capaz primero de conocer e identificar sus propias emociones en los entornos de trabajo. Esto permitirá actuar con la «cabeza fría» cuando la situación lo requiera, siendo capaces de ignorar un enfado que sería natural en nosotros o de librarse de la ansiedad y los estados de ánimo negativos. Muchas veces, los líderes han llegado a serlo porque poseen esta habilidad de manera innata. Es difícil aprender a controlar las emociones propias, pero necesario para el bienestar general del equipo y la empresa.
Utilizando la inteligencia emocional, la persona encargada de un equipo debe ser capaz de reconocer las emociones de cada uno de los miembros. Esto sólo se consigue a través de la comunicación y la convivencia. Los líderes que conocen a su equipo son los únicos capaces de influir, motivar y persuadir al resto para conseguir los objetivos.