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Liderar a un grupo de personas para que cumplan unos objetivos concretos no es tarea sencilla. Aunque el éxito o el fracaso de un líder puede depender en gran parte de su carisma natural y de la inteligencia emocional que éste haya sido capaz de adquirir, Infojobs nos ofrece en su blog una serie de consejos para que la persona que encabeza un equipo se convierta en el mejor líder posible:

Las características fundamentales de un buen líder 

– Ser autocrítico: Que lideremos un equipo no quiere decir que tengamos que ser perfectos. Cualquiera puede cometer errores, pero una de las características fundamentales que cualquier líder debe tener es saber reconocer los errores, aprender a tolerarlos y subsanarlos a tiempo. Esta actitud provocará imitaciones en nuestro equipo, lo que a su vez nos dará la oportunidad de corregir los posibles errores a tiempo.

– Aceptar que nadie es perfecto: Tal y como antes decíamos que el líder no tiene por qué ser perfecto, el resto de los miembros del equipo tampoco. Es fundamental aprender a tolerar la imperfección y vivir con ella para no entrar en un constante estado de nervios cada vez que se comete un pequeño error.

– Estar en constante proceso de reciclaje: Los mercados no son estáticos; lo que hoy funciona dentro de dos o tres años puede llevarnos al más absoluto de los fracasos empresariales. Por este motivo, el líder tiene que estar siempre alerta sobre las tendencias que van surgiendo: cambios en los gustos de los consumidores, nuevas herramientas de trabajo, modificaciones exitosas en las formas de actuar las empresas del sector…  Es importante que se trate de una persona dinámica, que fomente la constante propuesta de ideas por su parte y la del equipo.

En los últimos años, la figura tradicional del jefe ha ido desapareciendo desapareciendo, dejando paso en las nuevas empresas a la figura del líder: una persona que trabaja de igual a igual con el resto del equipo, que es capaz de tirar del carro cuando se necesita y de motivar y llevar a sus equipos por el camino más directo posible hacia los objetivos empresariales, a través de una relación no autoritaria.